La aparición de la fotografía benefició a las casas de moda ya que las actrices posaron en pro de la publicidad. Y el capricho de las mujeres de gran mundo obligó que, hacia 1900, se crearon modelos únicos cada semana. La producción prolífica trajo consigo el desfile de modas ante el asombro de la clientela acostumbrada a los diseños esporádicos. Sin embargo, las mujeres más admiradas de París provenían del "Demi Monde". Su estilo, atrapado por lo más snob y lo más encopetado, recurrió gustoso a la extravagancia:
Liane de Pougy se presentó una noche, toda vestida de negro, sin ninguna alhaja, seguida de su doncella, sobre la que había hecho coser cuántos diamantes poseía; a su vez, Gaby De Las asistió a un Garden Party en Londres con un traje de encaje, una enorme hélice de plumas de avestruz sobre la cabeza, orquídeas sobre el pecho, medias, cintas, zapatos y hasta los labios, todo en color magenta